
Del 21 al 25 de julio he tenido la oportunidad de participar en una movilidad Erasmus+ en la ciudad de Lyon, Francia. El curso se titulaba "Techniques d'animation en classe de FLE", y aunque no cumplió con todas mis expectativas, la experiencia global fue igualmente enriquecedora y significativa.
Elegí este curso con mucha ilusión, pensando en seguir formándome como profesora de francés y mejorar mis técnicas de animación de clase. A primera vista, el contenido me parecía muy prometedor, pero la realidad fue que resultó demasiado superficial para lo que yo buscaba. No encontré la profundidad pedagógica ni las herramientas prácticas que esperaba.
Aun así, hubo aspectos que sí me aportaron muchísimo. Compartir la experiencia con otras profesoras europeas fue realmente valioso. Se generó un ambiente internacional muy positivo, en el que el intercambio de ideas, experiencias y vivencias dio sentido al espíritu del programa Erasmus. Esa parte de inmersión lingüística y humana fue sin duda lo mejor del curso.
Lyon, por su parte, me encantó. Es una ciudad preciosa, con una mezcla perfecta de historia, cultura y vida urbana. Al tener las tardes libres, pude visitar con calma sus principales puntos de interés y descubrir su rico patrimonio. Pasear por el Vieux Lyon, subir a la colina de Fourvière o perderme entre los traboules fueron momentos que guardo con mucho cariño.




Recomiendo sin duda vivir una movilidad Erasmus+, aunque personalmente creo que no volvería a participar en un curso de este tipo, ya que el nivel del contenido puede no estar siempre a la altura. Sin embargo, sí me gustaría explorar otras formas de movilidad, como intercambios escolares o job shadowing, que tal vez encajen mejor con mis intereses profesionales.
Cada experiencia nos enseña algo, y esta, aunque no fue perfecta, me ha dejado aprendizajes que valoro mucho.
María Real García – Lyon, verano 2025