En la segunda quincena de agosto tuve la oportunidad de participar en una estancia de job shadowing en la ciudad de Stavanger (Noruega), dentro del programa Erasmus+, representando a nuestro centro. Mi anfitriona fue Marianne, una profesora local que, junto a su equipo docente, me acogió con enorme hospitalidad y me permitió conocer de primera mano cómo se organiza y se vive la educación en este país escandinavo.
Desde el primer día, me sorprendió la meticulosidad con la que planifican el inicio del curso escolar. Aunque todavía quedaban unos días para iniciar oficialmente el curso escolar, el profesorado ya estaba inmerso en reuniones, diseño de proyectos y preparación de aulas, mostrando un enfoque muy colaborativo basado en la confianza mutua. Tuve la oportunidad de asistir a algunas clases de bachillerato y observar cómo el alumnado participa de forma activa en su aprendizaje, con un clima de aula tranquilo, respetuoso y muy centrado en la autonomía personal.
Uno de los aspectos más enriquecedores fue conocer el departamento de orientación. Allí me explicaron cómo en Noruega se presta especial atención al bienestar emocional y a la toma de decisiones académicas del alumnado. Cada estudiante cuenta con un orientador o counsellor que le acompaña en su proceso educativo, ayudándole a explorar distintas opciones formativas y laborales. Me llamó la atención la gran variedad de itinerarios hacia la universidad o la formación profesional, y cómo el sistema se adapta a los intereses y ritmos de cada joven, fomentando una cultura del respeto y la confianza.
También tuve ocasión de conocer el equipo de apoyo al alumnado inmigrante, un grupo de profesionales que trabaja por la inclusión educativa y social de los estudiantes recién llegados. Su labor se centra en el aprendizaje del idioma, la mediación cultural y la integración progresiva en la comunidad educativa. La sensibilidad con la que abordan la diversidad es un ejemplo inspirador que refuerza la idea de que la educación debe ser siempre un espacio de acogida y oportunidades.
Más allá del ámbito académico, mi experiencia en Stavanger, capital del petróleo, me permitió descubrir un país apasionante, donde la naturaleza forma parte de la vida cotidiana y donde el respeto por el entorno y por el individuo son valores profundamente arraigados. Noruega es un país que apuesta por la sostenibilidad, la igualdad y la educación como pilares de su bienestar social.
En resumen, este job shadowing ha sido una experiencia profesional y personal extraordinaria. La inicié con vértigo y respeto pero me ha permitido reflexionar sobre nuestras propias prácticas educativas, valorar los puntos fuertes de nuestro sistema y, al mismo tiempo, inspirarme con nuevas ideas para seguir creciendo como docente.
El programa Erasmus+ hace posible este intercambio de saberes, culturas y valores que nos enriquece a todos y fortalece el espíritu europeo de cooperación y aprendizaje compartido.